Encontraba su nombre sin buscarlo. Aparecía ante mí como provocación del diablo. Y yo quería huir de esos hallazgos de recuerdos guardados en el fondo de algún placard.
Lo encontraba a él, en cada palabra que salía de otra boca, en cada par de ojos, en cada pasillo, en cada cielo y en cada noche.
Y en cada mes, en cada semana, en cada día, en cada minuto de cada día, estaba él.
Hoy lo crucé en el pasillo, y no podía creer que mis ojos lo vieran, caminando, como si fuera normal el que estés por ahí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si alguien tiene algun comentario que añadir, hagalo ahora o muerase con el.