viernes, 23 de abril de 2010

Y en cada minuto de cada hora, estabas vos.

Encontraba su nombre sin buscarlo. Aparecía ante mí como provocación del diablo. Y yo quería huir de esos hallazgos de recuerdos guardados en el fondo de algún placard.

Lo encontraba a él, en cada palabra que salía de otra boca, en cada par de ojos, en cada pasillo, en cada cielo y en cada noche.

Y en cada mes, en cada semana, en cada día, en cada minuto de cada día, estaba él.

Hoy lo crucé en el pasillo, y no podía creer que mis ojos lo vieran, caminando, como si fuera normal el que estés por ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si alguien tiene algun comentario que añadir, hagalo ahora o muerase con el.